La eficiencia en el gasto tiene mucha variación en los países de América Latina y el Caribe. Chile es el único país de la región en el top 25 por ciento.
Un gasto eficiente para vidas más sanas
(Capítulo 8)
Los sistemas de salud han sido un motor crucial del progreso en materia de salud y bienestar en América Latina y el Caribe. Desde 2000, las grandes mejoras en cobertura de la asistencia especializada en el parto y de inmunizaciones son una prueba de la ampliación del acceso de los ciudadanos a servicios de salud vitales. Estos logros han rendido en términos de mejores resultados de salud, según las mediciones del aumento de la esperanza de vida o la disminución de las tasas de mortalidad de niños menores de cinco años. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para abordar las necesidades no resueltas y las inequidades en materia de salud, así como para dirigir el foco de atención hacia las enfermedades crónicas, que actualmente representan casi las tres cuartas partes de las defunciones y de los años de vida perdidos debido a muerte prematura y discapacidad.
Los argumentos a favor de continuar invirtiendo en salud son sólidos. Estimulados por la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los países de América Latina y el Caribe están implementando políticas y programas destinados a alcanzar la cobertura universal de salud, es decir: garantizar que todas las personas puedan tener acceso a los servicios que necesitan sin sufrir dificultades financieras (OMS, 2010). Garantizar un acceso asequible a servicios de salud de alta calidad para todos requiere que los gobiernos estudien si los avances hacia la cobertura universal son factibles con los actuales niveles de inversión en el sistema de salud y, si las condiciones macroeconómicas lo permiten, movilicen recursos adicionales y aumenten el espacio fiscal para la salud.
Sin embargo, como se señaló en el capítulo 1, numerosos países de la región anticipan más restricciones presupuestarias. Por consiguiente, las políticas deben centrarse en mejorar la eficiencia de la atención de salud invirtiendo en intervenciones que logren los mejores resultados de salud e implementando esas intervenciones de manera adecuada. Lograr la cobertura universal de salud requerirá no solo más dinero para la salud sino también más salud por dólar invertido.